Para combatir eficazmente la corrupción, es necesario combinar estrategias psicológicas con esfuerzos legales y políticos, fomentando un ambiente de integridad en todos los niveles de la sociedad.
Reflexión final: La psicología ofrece herramientas clave para prevenir la corrupción, desde la promoción de la autoconciencia ética hasta la creación de entornos que premien la transparencia y la justicia
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